jueves, 20 de noviembre de 2008

'POPEYE EL DEL CALARCA SOY'


Todos los días recorre las calles una y otra vez como si sus pisadas se hubiesen perdido. Los 60 años que aún no aparenta se reflejan en cada grito que sin pensar deja en las calles que transita. Es un hombre de estatura baja y de piel blanca, con facciones muy similares a "Popeye el marino", dicen algunos habitantes del barrio. En su cabeza ya no hay cabello y su caminar lento y sus arrugas hacen cada día más notoria su vejez.

Vive en el barrio Calarcá hace más de 30 años. Sus vecinos cuentan que a las 6 de la mañana sale de casa acompañado de un bastón y una bolsa para recoger cuanta basura encuentra.

De su familia no se sabe nada. Lo poco que cuentan, lo hacen terceros como don Jaime el dueño de la tienda o Gloria que lleva vendiendo arepas sobre la Avenida Tobogán más de 25 años. De él pocos saben, pero mientras muchos se esmeran en inventar historias sobre su vida en el barrio, otros sencillamente afirman conocerlo por su silencio… y es que Popeye no pronuncia palabra con nadie.

Ruby Ibáñez dice que 'Popeye' vino de la Costa huyendo del olvido, producto del abandono de su esposa. Leidy Gardeazabal dice que se perdió de su casa, que se cansó de buscarla y que esta aquí porque es el único sitio de donde no lo sacan. Ricardo Muñoz no se atreve a especular, dicen que esta loco y lo dicen porque canta gritando canciones que solo él entiende. Otros evitan chocarse con 'Popeye' por miedo que en uno de sus ataques repentinos salgan lastimados. Y otros, intentan hablarle por la curiosidad que su apariencia causa ,pero no logran conversación alguna porque el silencio es su única respuesta.

Cuando escucha su apodo, el rostro se le transforma, unas veces acepta ser llamado así cuando de comida se trata, pero otras veces le disgusta ser llamado 'Popoeye' o 'loco' sobre todo cuando pasan los estudiantes en manadas, que lo intentan ridiculizar y hacer enfadar. Él toma su bastón y lo usa como arma para defenderse de cuanto peatón encuentra. Grita que no le gusta que le digan así y después de pelear un rato sigue su camino y sigue con sus canciones.

Pilar Urrea cuida de sus heridas o de sus golpes cuando acude a ella, pues un día llego al hospital San Francisco donde ella antes trabajaba y se conmovió al verlo. "Un hombre a esa edad completamente solo en el mundo, sin vivienda, sin protección, sin amor. Hace tiempo perdí a mi padre y cada vez que veo a 'Popeye' su imagen frágil y al mismo tiempo cómica me lo recuerda" dice Pilar. Desde ese día ella trata de colaborarle en lo que más puede. Lo ve salir en las mañanas. Sabe que 'Popeye no tiene donde dormir y cada noche, alrededor de las diez, le abre la puerta de su antejardín. Sólo con ella medio cruza palabras en un lenguaje que solo los dos entienden. 'Popeye' parece contarle lo que hizo en el día y quejarse lo que para él no fue grato.

Cuando Pilar debe hablar del origen de este hombre, no puede decir mucho. Solo repite lo que el barrio en general cuenta. Lo describe como un hombre misterioso y que a pesar del cariño que le tiene no confía ni en ella misma. Después de conocerlo y en ocasiones contar de su compañía, ignora hasta su nombre, así que prefiere llamarlo abuelo y él le entiende.

Los habitantes del Calarcá lo ven como un hombre vigoroso y pronostican una larga vida para él, su única amiga: Pilar, espera que todos acierten en sus comentarios, entre tanto 'Popeye' solo observa a todos, con su mirada perdida, cantando y recorriendo las calles una y otra vez como si sus pisadas se hubiesen perdido

EL TINTO DE DOÑA REBECA

"Yo tomo tinto en esta casa hace 15 años Doña Rebeca y su nieta siempre nos han atendido muy bien, además es muy agradable hablar con ellas" dice Carlos Suárez. Todas las mañanas, don Carlos se sienta en la tienda de Rebeca Olarte, una mujer de 75 años que abre todos los días su negocio a las siete en punto, se sienta en su mecedora y espera sus clientes mientras la nieta organiza las sillas. Con el tiempo, sus clientes, más que vecinos, se han vueltos sus amigos.

Rebeca llegó hace 20 años al barrio Calarcá con su hija Esperanza que para ese entonces estaba embarazada. Cuando su nieta nació, su hija Esperanza esperó un tiempo, empacó sus cosas y se marchó sin dar ninguna explicación y dejando una pequeña de seis meses . Hasta el día de hoy Rebeca no sabe nada de su hija, sin embargo, todos los días la recuerda al hablarle a su nieta Herly Olarte, de su madre.

Hoy, Herly tiene 19 años y desempeña un papel fundamental en la vida de Rebeca, quien con el paso del tiempo ha ido perdiendo paulatinamente sus sentidos. Su nieta son sus ojos, sus oídos y su existencia.

"Cuando mi hija se fue, mi situación económica empeoró, los gastos que generan un bebe son muchos y yo no tengo una pensión ni nada parecido, ahí fue cuando decidí montar un negocio de tintos (siempre me han dicho que me quedan muy ricos)", cuenta Rebeca mientras se toma uno. Empezó vendiéndolos en un termo en las calles, ofreciendo sus tintos a taxistas y transeúntes. Luego, vendía empanadas y galletas y dulces para seguir incrementando sus ahorros y con un auxilio que logró del gobierno ,compró la casa que antes ocupaba en calidad de arriendo. "Desde ahí las cosas fueron mejorando, yo seguí ahorrando mucho y monte mi negocito," dice Rebeca. Un negocito pequeño para muchos, pero grande para ella porque con las utilidades que la tienda y el tinto deja, pudo darle estudio a Herly.

Actualmente el negocio continúa, y tiene unos clientes fijos como el señor Carlos Suárez que además de tinto busca a su amiga Rebeca. La historia de él se repite con muchos más que dicen que tomar tinto allí es como tomárselo en casa porque se disfruta de una buena compañía. Doña Rebeca ya no vende en las calles, espera a sus amigos en su negocio y ahí aguarda todo el día, hasta que Herly, su nieta regrese de su trabajo y su estudio. Ahora ella es dice Rebeca la que lleva la 'batuta' en su casa, sin embargo a Herly eso no parece molestarse, pues dice que se siente completamente feliz porque tiene la mejor abuela de todas y que mientras le sea posible le devolverá con intenciones y cuidados todo lo que esta mujer emprendedora a hecho por ella.